El Gobierno ha retirado la bonificación fiscal del diésel, y eso significa un aumento del precio del combustible de 3,8 céntimos por litro, con lo que espera recaudar 670 millones de euros al año. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cree que eso supondrá un gasto añadido de tres euros más al mes a quien use poco el coche, pero los trabajadores autónomos, como transportistas de mercancías, taxistas o comerciales, etc., se verán bastante más perjudicados.
El Ministerio de Hacienda ha dicho que va a estudiar el caso de los trabajadores autónomos que hacen «mayor uso» del diésel en su actividad para que no resulten perjudicados por la subida fiscal de este combustible. La medida no tendrá impacto en el gasóleo profesional, ya que no afectará a los que viven económicamente del transporte. Se prevé que la Agencia Tributaria ponga en marcha un mecanismo para identificar a «os trabajadores autónomos que mayor uso hacen del transporte de forma profesional» para que no les afecte la retirada de la bonificación y con ello la subida de precio.
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